
El sector sanitario es, sin duda, uno de los más punteros en la utilización de las tecnologías, sobre todo si nos atenemos a la gran cantidad de equipos de diagnóstico, el desarrollo de prótesis y material quirúrgico e incluso a la innovación que registra la industria farmacéutica y médica. Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo en lo que se refiere a la gestión de los centros sanitarios y, en particular, al trabajo diario del personal sanitario.
En España, el gasto en sanidad representa aproximadamente el 6% del PIB. Durante los últimos años se ha ido produciendo una disminución del gasto público y un incremento del privado. Las instituciones sanitarias privadas han evolucionado muy rápidamente.
La constitución de grupos hospitalarios, los nuevos modelos de colaboración de las sanidades pública y privada, las altas inversiones en dotaciones y tecnología o la búsqueda de la excelencia y de la satisfacción de los profesionales suponen que la gestión de un centro sanitario se convierte en una labor que requiere contar con directivos altamente cualificados, que sean capaces de liderar cambios, motivar equipos e impulsar nuevos proyectos, así como conocer las tecnologías que mejor puedan ayudarlos en todas estas tareas.
Al mismo tiempo, el sistema sanitario público está experimentando grandes cambios, que requieren de buenos gestores que deben conocer en profundidad la estrategia del negocio y las técnicas y herramientas necesarias para desarrollar su labor.
Calidad asistencial
La atención individualizada al paciente ha adquirido en nuestros días una importancia sin precedentes. Esto ha dado lugar a revolucionarias innovaciones tecnológicas que inciden directamente en la transformación del sector sanitario, en una industria cada vez más eficiente desde el punto de vista económico y más eficaz en cuanto a la calidad de la atención médica.
Los pacientes llevan ya bastantes años accediendo a información médica creíble a través de Internet, por lo que se han vuelto más sofisticados y exigentes en cuanto a la atención sanitaria que reciben. Quieren que los médicos dispongan de la información más actualizada acerca de su salud, desean participar activamente en sus propios tratamientos y otorgan gran importancia a su bienestar personal. Y todo ello sin que les cueste mucho dinero.
Pacientes y médicos necesitan tecnologías innovadoras que den respuesta a sus exigencias. Las tendencias predominantes hoy en el sector, que apuntan hacia una racionalización económica de las operaciones y una mejor visibilidad y coordinación de la atención médica, están motivando a las empresas del sector sanitario a convertirse en organizaciones optimizadas, transformando sus procesos de negocio y recurriendo a los datos como piedra angular de su funcionamiento.
En el nuevo modelo, el dato clínico constituye la clave esencial de todo el sistema
Transformación tecnológica
Estas necesidades continuas han convertido al sistema sanitario español en uno de los que más apuesta por la transformación digital, con todos los cambios que ello supone. Se está implantando un entorno digital que permite la gestión electrónica del historial del paciente, incluidas las pruebas de diagnóstico. Pero todavía queda mucho camino por recorrer, sobre todo en lo relacionado con la accesibilidad de los médicos y enfermeros a los historiales de los pacientes, y todo ello en un entorno de movilidad.
La introducción de eficiencia en la gestión del sistema sanitario coincide en este caso con el logro de una mayor eficacia en las respuestas médicas. Esto constituye el principal desafío para una sociedad como la española, donde la evolución demográfica tiende hacia un rápido envejecimiento de la población y, por tanto, a una mayor demanda de este tipo de servicios.
La nueva era de la transformación del sector sanitario reposa sobre el desarrollo de nuevas tecnologías de la información, cuyos principales motores son el big data, la computación en la nube y el desarrollo de plataformas de movilidad, integradas con innovadoras aplicaciones de tratamiento de imágenes, captura de datos y reconocimiento y procesamiento de voz.
La irrupción de este nuevo escenario en el campo de la sanidad pueden convertir a estas tecnologías en las principales aliadas para conseguir un sistema de mayor calidad que gire sobre la atención al paciente, una reducción importante de los tiempos y los costes (por la supresión de ineficacias y tareas redundantes) y el logro de una medicina más certera, basada en el análisis y cruce de datos estadísticos enfocados a la prevención o a la curación. Todo ello sin olvidar que los recursos económicos, como en otros muchos sectores, son limitados y que en algunas ocasiones existe un alto nivel de insatisfacción de usuarios y profesionales sanitarios.
Cambio en el modelo de trabajo
Todavía son pocos los centros que han integrado nuevos sistemas de información en su trabajo cotidiano, pero las expectativas de mejora y eficiencia que aportan vaticinan que su introducción será solo cuestión de tiempo.
En este nuevo modelo de trabajo, el médico no escribe, sino que dicta de viva voz a su tableta o teléfono la información clínica que le aporta su paciente en su presencia. Esto redunda en una descripción de la sintomatología mucho más precisa, aparte de mejorar la experiencia del paciente, que ahora se basa en la confianza y la transparencia.
Del mismo modo, la información clínica histórica está siempre accesible para el médico, ya sea en la consulta, en la planta hospitalaria o en el quirófano. Estamos hablando de un modelo más refractario a los fallos, precisamente por emplear mayores volúmenes de información siempre disponibles.
Asimismo, en este nuevo paradigma digital del sistema sanitario se le abren enormes e insospechadas posibilidades al mundo de la investigación, tanto en lo que se refiere a la vertiente de la sociología sanitaria —a partir del análisis de cientos de miles de datos relacionados con patologías y segmentos de población y sexo, por citar un ejemplo— como en el campo de la investigación clínica, al poder obtener resultados significativos relacionados con el comportamiento de determinados fármacos y tratamientos, así como con la evolución que experimentan los pacientes con ellos.
Todo esto llega como consecuencia de que, en el nuevo modelo, el dato clínico, recogido por médicos y enfermeros en sus protocolos y rutinas, constituye la clave esencial de todo el sistema.
En resumen, se trata de prestarle una atención más personalizada al paciente, basada en una información clínica accesible para el profesional desde cualquier dispositivo electrónico, lo que redunda también en un mejor control financiero de los centros sanitarios y en una mejora de la rentabilidad. Todo ello sin olvidar aspectos como la seguridad y el seguimiento de los accesos a la información, algo estratégico cuando hablamos de datos médicos.
Caminamos hacia una sanidad basada en tecnologías cada vez más accesibles, tanto para los médicos como para los propios pacientes, que unen datos médicos y sociales en un mismo entorno con el objetivo de ayudar al diagnóstico.