
La IA (inteligencia artificial) es el copiloto de las persponas o, como empieza a ocurrir en algunos ámbito, ocurre más bien al revés. ¿Cuál debería ser el papel de la IA en nuestra vida personas y profesional, qué rol debería desempeñar en los procesos en los que participa? ¿Su verdad debe ser irrefutable?
Las decisiones que toma la IA las definen las personas, en las pautas que se marcan en su diseño y en su reentrenamiento
Le podemos dar muchas vueltas. Podemos hablar sobre las connotaciones que podría tener la palabra inteligencia dentro del conjunto de tecnologías que encierra el concepto de inteligencia artificial, tanto a nivel filosófico como tecnológico, ético… Pero lo cierto —por lo menos en base a los desarrollos actuales— es que las decisiones que toma la IA todavía están definidas por las personas, por las pautas que se marcan en su diseño y las que se van definiendo en los diferentes puntos de actualización y reentrenamiento. O, por lo menos, así debería ser.
¿El copiloto de quien?
He leído ya dos veces un libro que recomiendo: Estupidez artificial, en el que el siempre brillante Juan Ignacio Rouyet diserta en torno al concepto de inteligencia y lo que supone cuando está embebido en la IA. Pero también, y esto es muy importante, sobre el papel que deben jugar las personas en un escenario en el que estas tecnologías están ya teniendo un papel protagonista.
Este número de Digital Biz Magazine lo hemos dedicado precisamente a evaluar el papel que está desarrollando la denominada IA generativa en el ámbito empresarial, y la realidad de su aplicación en un contexto de negocio más allá de esas pruebas iniciales o de los pilotos que la mayoría de las empresas ya han venido realizando.
GUBIT
Uno de los casos que hemos publicado se refiere al asistente GUBIT, integrado en SAP, que ha sido desarrollado por el área de TI del Grupo Ubesol a partir de tecnología Microsoft. Mauro Cardona nos ha contado los pasos que han ido dando para implantar este copiloto o, como ellos mismos lo definen, un compañero de viaje.
Es muy interesante ver cómo han aplicado el sentido común en su desarrollo. Por ejemplo, después de entrenarlo con los manuales y la documentación adecuada a su ámbito de actuación, una de las premisas ha sido que, si no sabe la respuesta a una pregunta, que conteste no lo sé. Han definido de forma clara aquellas preguntas a las que puede contestar —cuestiones relativas a los ámbitos en los que ha sido entrenado— para evitar dé opiniones, que es uno de los riesgos que tienen estas tecnologías.
Es muy interesante ver cómo han aplicado el sentido común en el desarrollo de GUBIT, el chatbot de Grupo Ubesol
Otra de las lecciones aprendidas de este proyecto tiene que ver con el camino que han andado durante su desarrollo. En Grupo Ubesol ven a GUBIT como un compañero que, al igual que una persona, tiene que ir adquiriendo experiencia a base de explicarle las cosas, de hacer tareas y de equivocarse.
De este modo, después del entrenamiento previo, el chatbot se ha testado con los integrantes del área de TI para confirmar que, efecticamente, trabaja de forma adecuada y que las respuestas son las correctas, retocando aquellos puntos de mejora que se han ido detectando.
El siguiente paso a sido llevarlo a deterninados usuarios de negocio previamente seleccionados, que también han ido dando su feedback, para, por último, liberarlo a toda la organización. Y, como no, continuar con esta labor de reentrenamiento constante, que equivale a la experiencia que van adquiriendo las personas.