
¿Cuál es el nexo de unión entre las iniciativas de sostenibilidad, el cumplimiento de la regulación relacionada con los criterios ESG y las responsabilidades propias del área financiera de las empresas?
No nos engañemos. Cambian los nombres, las tecnologías o los enfoques, pero solo terminan siendo exitosas aquellas tendencias que demuestran un retorno claro de valor en la cuenta de resultados. Si permiten hacer más con menos, o en menos tiempo, lo abrazamos y lo integramos rápidamente en los modelos de negocio.
Es evidente la conexión que existe entre el área de finanzas y las iniciativas relacionadas con el impulso de la sostenibilidad
Este es el caso de la sostenibilidad. Aunque ha nacido como una apuesta social ante la realidad ambiental y ecológica que vivimos, su rentabilidad está fuera de toda duda y, por supuesto, más allá del ámbito puramente reputacional.
Rentabilidad económica y sostenibilidad
Una de las conclusiones que se desprenden del informe ODS, Año 8. Rentabilidad económica y Agenda 2030: la sostenibilidad como modelo de negocio para las empresas, indica que existe una relación positiva entre el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la rentabilidad de las compañías.
En este interesante informe, publicado por Pacto Mundial de la ONU España con motivo del octavo aniversario de los ODS, se concluye que los avances que consiguen este tipo de prácticas por parte de las empresas cotizadas —incluyendo un mayor compromiso con las normas laborales, el respeto al medioambiente y la lucha contra la corrupción— están relacionados con mayores rentabilidades de mercado.
Lógicamente, algunas de estas medidas demuestran un mayor impacto en la rentabilidad. Entre las más positivas se encuentran las medioambientales, como la fijación de objetivos de reducción de emisiones; las relacionadas con la satisfacción de los empleados y la diversidad de los equipos; o la gestión responsable de la cadena de suministro, que está directamente conectada con la reducción de riesgos económicos.
Realizan inversiones buscando cadenas de suministro sostenibles pueden llegar a aumentar entre un 12% y un 23% los ingresos de la cadena de valor
En este sentido, una investigación de EY muestra que aquellas empresas que realizan inversiones buscando cadenas de suministro sostenibles pueden llegar a aumentar entre un 12% y un 23% los ingresos de la cadena de valor.
El área financiera toma el mando
Otra de las conclusiones interesantes que se desprenden de este estudio publicado por Pacto Mundial está relacionada con la conexión que existe entre el área de finanzas y las iniciativas relacionadas con el impulso de la sostenibilidad, especialmente a medida que se incrementa la necesidad de incluir criterios ESG en la cartera de los inversores. Unas sinergias que podrían confluir en una responsabilidad que se empieza a denominar como CFSO (Chief Financial Sustainability Officer).
De hecho, uno de los protagonistas de este número es Adolfo de la Fuente, CFO para Iberia Latam en Inetum. En la entrevista que le hemos realizado comparte una interesante visión acerca del modo en el que está enfocando este movimiento la multinacional tecnológica, pero también acerca de los beneficios que está obteniendo y el cambio cultural que está desarrollando a base a estos criterios ESG. Ese es el camino.