
En la vorágine de la evolución tecnológica, la inteligencia artificial generativa (IAG o GenAI) ha emergido como un faro de innovación y transformación. Esta tecnología ha dejado de ser una mera tendencia para convertirse en una fuerza revolucionaria que redefine la manera en que interactuamos con la información y llevamos a cabo nuestras operaciones cotidianas.
En este momento, las empresas y cada uno de nosotros debemos dar un paso más y pensar, sin duda, en cómo aprovechar esta tecnología en el día a día, pero también en cómo usarla para crear nuevas formas de hacer, nuevos modelos de negocio.
En Inetum estamos convencidos de su potencial transformador y la hemos adoptado como una parte integral de nuestra estrategia digital. Ya empleamos IAG para mejorar la eficiencia y productividad de nuestras propias operaciones. Lo hacemos, por ejemplo, pero no únicamente, a través de asistentes conversacionales que explotan información estructurada en bases de conocimiento o en tareas de desarrollo de software. Como es natural, esa experiencia con la IAG la ponemos al servicio de nuestros clientes para que ellos también puedan aprovecharla e impulsar su propio crecimiento.
Adopción de la IA generativa
Como en cualquier otro proyecto, una implementación exitosa de IAG nace de una estrategia clara —de datos y procesos—, de inversiones en tecnología y de la capacitación del personal. Además, es esencial abordar las implicaciones éticas y de privacidad que pueden surgir. Esta transformación implica un proceso continuo para que la IAG genere ventajas competitivas significativas en un mercado en constante evolución.
La GenAI cambiará la forma en la que trabajamos y requerirá un nuevo conjunto de habilidades y competencias
Sin embargo, somos conscientes de que esta tecnología puede ampliar la brecha entre quienes se han adaptado a la era digital y los que aún no lo han hecho. Es esencial que todo el mundo, independientemente de su ocupación concreta o del sector de actividad en el que se mueva, comience a emplear la IAG en su quehacer habitual. La transformación basada en IA debería girar en torno a tres ejes fundamentales: conseguir eficiencias a nivel interno, maximizar la productividad en las operaciones y aumentar la cifra de negocio creando más valor.
Con esto en mente es fácil comprender que las decisiones sobre su aplicación ya no son ni pueden ser solo de naturaleza técnica, razón por la cual, cada vez con mayor frecuencia, las toman los líderes del negocio. Esto subraya la importancia, por un lado, de comprender con claridad cómo la IA puede apoyar los objetivos de negocio, y, por otro, de tener una estrategia de adopción alineada con estos objetivos.
El valor de las personas
La IA debe ser aliada tanto de las organizaciones como de las personas que las conforman. Las eficiencias deben dejar espacio para que el ser humano cree. Esta tecnología es un motor clave para la eficiencia y la innovación, un vector de mejora de la productividad. Sin embargo, son pocas las empresas que están aplicando este nuevo medio a la predicción, la personalización, la adaptación y la generación de nuevos modelos de negocio.
Y la causa de ello quizá resida en la escasez de profesionales capacitados para hacerlo: en este escenario vamos a necesitar el doble de titulados de los disponibles en la actualidad. Además, la creciente brecha entre la demanda y la oferta de profesionales especializados en IA plantea varios desafíos críticos para las empresas que buscan implementar soluciones basadas en esta tecnología.
Formación y talento
Por otro lado, también somos conscientes de los desafíos y riesgos que implica la adopción de la IAG. No solo cambiará la forma en la que trabajamos, sino que también requerirá un nuevo conjunto de habilidades y competencias. La clave para navegar con éxito por este cambio será la formación y el desarrollo de talento, así como la adaptación continua a las nuevas oportunidades que ofrece la IAG.
La IA es un campo interdisciplinario que va más allá de la programación. La diversidad de habilidades y perspectivas que aportan profesionales fuera del ámbito técnico es esencial para abordar desafíos complejos y lograr una transformación efectiva de los procesos de negocio de manera responsable.
En este nuevo entorno serán necesarios profesionales con experiencia en campos tan dispares como filología, finanzas, ética o derecho, que serán elementos clave para desarrollar soluciones de IAG adaptadas a necesidades específicas. Esa transversalidad de saberes es aún más evidente si consideramos que la IAG es una tecnología que aplicarán profesionales de cualquier campo —médicos, abogados, profesores…—, no solo tecnólogos.